viernes, 1 de julio de 2016

El Vitrinazo/arte seguirá vitrineándose…


Valeria Giraldo, Alfombras Mágicas, 2017, pintura sobre madera, dimensiones variables.
Henry Palacio, Mapa político de Colombia, 2015, lana tejida, 92 x 71 cm.
Juan Manuel Parra, Cincoviento, 2016, dibujo con cinta de enmascarar sobre collroll, dimensiones variables.

Viviana Cárdenas, Transmisiones desde el palacio de Momo, Angustias Existenciales, 2015, collage sobre tela tejida / collage, tinta china, tinta de alcohol y grafito sobre papel. Dimensiones variables.
Andrés Jurado, Verdelanoche, 2016, foto serigrafía con tinta luminiscente, dimensiones variables.
Julián García, El corazón quiere lo que el corazón quiere, Cupido + 1, La historia de una relación, Educación sentimental, 2015, ensamblaje y video, dimensiones variables. 

Sergio Román, Multimediocre, 2016, instalación: pintura, collage y video, dimensiones variables.
Viviana Cárdenas, Transmisiones desde el palacio de MomoAngustias Existenciales, 2015, collage sobre tela tejida / collage, tinta china, tinta de alcohol y grafito sobre papel. Dimensiones variables. 

Luis Sebastián Sanabria, COVERGIRL, 2012-13, inserciones y registro de video.
Laura Alcina, Tres Patas, 2015, figuras en tela y cemento, dimensiones variables. 


Sí, “El Vitrinazo” continúa, persevera, se desdobla, se torna múltiple, nómada si se quiere;­­­­ atomiza su concepto, su alcance y, a la vez, replantea su sentido y su función en el arte mismo, principalmente, en lo relativo a las formas más eficaces de difusión, y capacidad de llegar a sitios poco explorados o abordados por el “sistema arte”. El Vitrinazo se cuestiona y reflexiona en torno a los límites del arte, tanto físicos como conceptuales, si es que los tiene, y se expande en innumerables pliegues de sentido sobre muros, paredes - interiores y exteriores - pisos, techos, ventanales, vitrinas y jardines.……..: El Vitrinazo se libera de su condición anterior “estática”, de localidad física en espera del espectador iniciado en los vericuetos del arte, y sale a buscar también a quien no lo es, al ciudadano del común algo alejado de los espacios expositivos - sale a su acecho, sale en su busqueda; Es así, como El Vitrinazo intentará verterse sobre la ciudad, sus circuitos de arte y fuera de éstos, abarcando otros contextos, otras ciudades - grandes y pequeñas - activando y resignificando lugares no necesariamente usuales para el arte; pero siempre, con el mismo deseo que lo gestó y motivó en su formato anterior, cual es el de expandir el contacto e interacción del arte con diferentes públicos.

Para este nuevo esquema y estructura, El Vitrinazo es consciente de la gran incidencia que tiene el mercado en muchos ámbitos de la actividad económica nacional y mundial, y el arte, por supuesto, no ha sido ajeno a dicha influencia. Pero habría que re-preguntarse,  ¿cómo opera el mercado al insertarse en el campo artístico? Y, de igual manera, ¿cómo opera el arte:artistas/curadores/críticos/coleccionistas/gestores/galeristas…, al ser “penetrados” por el mercado? ¿Cuáles son las problemáticas que se establecen en esta sui generis relación de atracción-rechazo / amor-odio pero de mutua necesidad, estableciéndose una aparente relación simbiótica - benéfica para unos y maléfica para otros? una especie de interacción incestuosa, en donde la regla de oro del mercado:“oferta/demanda” no necesariamente se da de forma tan lógica y fluida, como sí sucede en otras instancias que atañen a las “mercancías” consumibles.

Pero ¿qué tipo de “mercancía” es el objeto artístico? ¿Puede considerarse una “mercancía” al igual que otras que consumimos? ¿O acaso la diferencia su esencia “aurática”, producto de la creatividad “sublime” del ser humano, como también su condición de “objeto” no utilitario? Estas y otras cuestiones hicieron que El Vitrinazo se cuestionara acerca de qué tipo de relación “mercado-arte” sería la más conveniente y consecuente en esta época de gran velocidad y vértigo - del ahora o nunca, del Just Do it”! Por lo tanto, una vez develadas las entrañas y estrategias de la “Bestia”, decidimos aceptar su deafio, su seductor llamado y sus reglas del juego para adaptar este nuevo enfoque a los condicionamientos y requerimientos de las prácticas artísticas contemporáneas  insertadas en un mercado volátil, complejo, multifacético, sin escrúpulos, como también, sin aparentes límites, como el arte mismo. ¿Podremos conciliar la dicotomía arte-mercado, su aparente antagonismo, sus formas diferentes de actuar, captar e incidir en el “jugador”, en el receptor/consumidor implícito, pero no siempre explícito? El intentar armonizar, apaciguar e inducir la “Bestia” al sistema e implicaciones del arte y no a la inversa, será uno de los retos de El Vitrinazo en su nueva faceta. Cómo quebrar esa máxima inherente a la producción y difusión masiva, cual es el sacrificio de calidad por cantidad, manteniendo a la vez altos niveles de calidad formal y conceptual propios de la práctica artística, será el gran reto y, al cual, les invitamos a que nos acompañen en esta nueva etapa de El Vitrinazo / art for sale.